No soy mejor que la peor de mis intenciones, no soy civilizado, tampoco amigable.
(Cualquier caricia deja marcas imperdonables).
Puedo ser cruel, desconsiderado, no se perder, no me sobran las victorias.
Soy injusto y mezquino, parecido al resto de todos los humanos.
Otro aniversario... otra noche buena (una fiesta para olvidar).
Corta un pedazo de mantel para hacerle un vestido a su vieja muñeca, después se esconde bajo la tierra y nadie la extraña.
Los bancos juntan óxido y naufragios, cada vez que quiere escapar un fantasma la llama por su nombre y no puede negarle los besos que mañana la atarán a una cama ajena.
Un perro infectado de olvido toma sopa de las alcantarillas.
Me despierto y alguien quema los muros que defendí sin pasión.
Me quejo de las moscas que liberé, y todo este miedo es un grano de sal en los ojos de Buda.
Sus dientes manchados de café y nicotina hacen de sus mentiras una verdad que no quiero discutir.
Furiosa me jura que jamás me lastimaría. No quiero volver al circo, no quiero dormir en su cama, la mujer barbuda clava sus ojos en mi garganta y la saliva queda atragantada en mi alma.
Aprieta mi mano para no dejarme escapar y promete que voy a volver a amarla como merece ser amada.
Escondida al borde del colapso en un rincón del sol fuma, desnuda en el humo, débil de paciencia. Quiere explotar pero no debe, llora para adentro y pospone la sanación.
Dos gotas de veneno en la tacita de ginebra, una vela prendida a cualquier santo (por las dudas con más desconfianza que fe).
Tenemos que extinguirnos, dejar que la comida se queme, perder las llaves y no volver.
Porque quererte es una mala costumbre y cuando trato de discutir subís el volumen de la tele. Tantas noticias repetidas "sé lo que pasa afuera y no entiendo lo que pasa en casa".
Podrías estar vendiendo lapiceras en la calle o peinándole las barbas a Satanás, pero elegiste estar acá, infestando mi paciencia, tu discurso se llena de saliva y te veo naufragar en palabras.
Lee tu destino por dos monedas de cobre, perfuma sus labios con jazmín pero sus predicciones son amargas y solo los desesperados deja que escarbe en las líneas de sus manos.
La niña estrella fue mi amante mortal, pero por las noches revolvía mis sueños, tuve que escapar.